Las limitaciones dimensionales que la Normativa urbanística establece unido a las demandas de máximo aprovechamiento planteadas por el Promotor condicionan en gran medida la solución adoptada para el proyecto, en el que no obstante se ha buscado un equilibrio entre los requerimientos del programa de viviendas solicitado y el deseo de lograr una buena relación entre espacio privado y espacio público. A partir de ahí el proyecto se configura como un único edificio prismático de seis plantas de altura en forma de rectángulo que se alinea a la fachada principal hasta definir un espacio libre trasero abierto a las dos calles desde el que se producen los accesos peatonales a las viviendas a través de un portal que incorpora escalera y ascensor. Esta disposición permite por un lado dotar de la condición de exterior a todas las piezas de las viviendas, mejorando su iluminación y ventilación, y por otro convierte al jardín en un pequeño parque con un doble carácter, al participar tanto del espacio interior privativo del edificio como del espacio público de las calles contiguas. El acceso al edificio se produce desde Avenida de Cádiz tanto para coches como para peatones. Desde ahí el espacio ajardinado, conducen hacia el portal. La condición prismática de los edificios permite una organización estructural sencilla a base de pórticos de hormigón armado y forjados unidireccionales, que concilia las demandas dimensionales de los aparcamientos en plantas bajo rasante, con las necesidades de compartimentación de las viviendas en las plantas superiores. Por otra parte sus fachadas tersas y continuas posibilitan una solución sencilla y eficaz que asegure un buen aislamiento del interior. El edificio completa por tanto un programa tipológico (cocina, estar, dormitorios, aparcamiento, galería, azotea, patio) así como un programa topológico (umbral, sombra, terraza, vegetación, frescor, ventilación, luz…) Estas sucesiones de espacios vacíos y llenos, interiores y exteriores, permiten jugar con los volúmenes, las luces y las sombras que deslizan en las paredes. La protección de los huecos en las fachadas expuestas posibilita un control de la radiación solar directa, y las ventilaciones cruzadas a través del patio, permiten un enfriamiento o calentamiento natural de la vivienda.